Entrevista a Gregorio Marbán, investigador científico del CSIC y comisario de la exposición «La energía nos mueve»

«Debemos tomar conciencia de la importancia que tiene para un país el consumo responsable de energía»

La exposición «La energía nos mueve», impulsada por el CSIC con motivo del año internacional de la energía sostenible puede visitarse hasta el próximo 30 de septiembre en el Centro de Información de CN Ascó. La exposición muestra en 20 paneles un recorrido sobre los recursos energéticos y las tecnologías actuales para producir electricidad. Además, se refleja el papel de la sociedad en lo que respecta al consumo energético. Mañana, a las 18.00h en la sala de actos del Centro de Información, Rafael Moliner, profesor de investigación del CSIC, ofrecerá una conferencia en la que hará un recorrido por los diferentes recursos energéticos y tipos de energía.

Gregorio Marbán, comisario de «La energía nos mueve», nos cuenta cómo es el modelo energético actual y cómo contribuir a un cambio en este modelo. Marbán es Doctor en Ciencias e investigador científico del CSIC desde el año 2009. Dirige un equipo del departamento de Química de materiales del Instituto del Carbón (INCAR). Ha trabajado en dos áreas principalmente: el control de emisiones gaseosas de sistemas de combustión y el desarrollo de materiales. Actualmente, se encuentra trabajando en el desarrollo de un generador de hidrógeno a partir del biometanol para sustituir a los combustibles fósiles.

¿Cuál es el objetivo de esta exposición? El objetivo de la exposición es trasladar a la sociedad la problemática del modelo energético actual y las posibles vías de cambio para convertirlo en un modelo sostenible y, por lo tanto, respetable tanto con el medio ambiente, como con el desarrollo económico de las sociedades. Se hace hincapié en las actuaciones que nosotros, como ciudadanos, podemos llevar a cabo para promover el consumo responsable de energía. Todo ello de forma didáctica, visualmente atractiva y con los contenidos adecuados para toda la población, con especial atención a los jóvenes estudiantes de los distintos ciclos educativos de secundaria.

¿Por qué es importante aprender a consumir de forma responsable? Muchas veces el ser humano tiende a considerar la naturaleza como un entorno estático, que puede peligrar o llegar a desaparecer bajo su influencia perniciosa. Este sentimiento de prepotencia nos lleva a pensar que somos sus responsables y, de esta manera, la respuesta lógica a la pregunta planteada sería que hemos de cambiar el modelo energético actual, cuya influencia negativa en el equilibrio natural es innegable a través del llamado cambio climático, para preservar dicho equilibrio y proteger así nuestro entorno natural.

Se nos olvida a menudo el hecho de que formamos parte de este equilibrio, que el ser humano no es el dueño de la naturaleza, sino un alquilado más, y que por más que nos empeñemos sólo lograremos destruir la imagen estática del entorno que nos rodea actualmente, destruyéndonos a nosotros mismos en el intento. Pero no es estática; una vez destruida su imagen actual, parafraseando al protagonista de la película de Spielberg, la vida se abrirá camino y la naturaleza volverá esplendorosa, dinámica y cambiante, como siempre ha sido, en este planeta o en cualquier otro que permita su desarrollo, pero sin el ser humano. Por lo tanto, hemos de abandonar ese absurdo paternalismo con respecto a la naturaleza, y pensar que debemos hacer todo lo posible para preservar el equilibrio natural y, por lo tanto, promover un cambio del modelo energético en ese sentido, porque es la única forma que tendremos en el largo plazo de sobrevivir como especie en un planeta que, con toda seguridad, estaría más feliz sin nosotros. Es una mera cuestión de supervivencia.

¿Cuáles son las prácticas que podemos llevar a cabo para contribuir a un cambio del modelo energético actual? Como sociedad debemos promover el uso masivo de fuentes renovables de energía. Pero para que el desarrollo de las sociedades no se vea mermado por una implantación demasiado radical de dichas fuentes, actualmente más caras que las fuentes basadas en el uso de combustibles fósiles, debemos acometer una transición en la que se puedan seguir usando combustibles fósiles de forma limpia, asociándolos a sistemas de captación y almacenamiento de CO2, para disminuir progresivamente su empleo hasta que dejen de ser necesarios.

Como individuos, debemos tomar conciencia de la importancia que tiene para un país el consumo responsable de energía, tanto en términos de ahorro económico, tan evidente en estos tiempos de crisis, como para mitigar en lo posible el cambio climático. Una buena forma de actuación sería interiorizar los consejos de ahorro energético que se indican en la exposición y llevarlos a la práctica inicialmente como si estuviésemos aprendiendo un juego, hasta que seamos capaces de practicarlos de forma automática. Los padres y profesores tienen un papel muy importante que jugar en este sentido.

¿Cómo contribuye la energía sostenible al desarrollo humano? Los nuevos sectores productivos de energía limpia ofrecen grandes oportunidades de desarrollo económico. Las fuentes renovables de energía, como el viento, el agua en movimiento, el sol o la biomasa, están ampliamente distribuidas por toda la superficie del planeta, por lo que su implantación llevará consigo una creación de riqueza, en todo caso, mucho mejor distribuida que la obtenida por la extracción y consumo de combustibles fósiles. Si conseguimos llevar a cabo de forma responsable la implementación de estas fuentes, huyendo de la creación de burbujas económicas y cortando los tentáculos al pulpo de la especulación, no cabe duda de que el cambio de modelo energético será una oportunidad de crecimiento sostenible para las sociedades.

El primer periodo de compromiso del Protocolo de Kyoto concluye este 2012, ¿cuál es el camino a seguir por la comunidad internacional a partir de ahora? En estos momentos de crisis económica global, el cambio climático ha pasado a un segundo plano en las agendas de los políticos. El «cortoplacismo» que impera en las mentes de nuestros dirigentes puede hacer que salgamos de la actual crisis para caer sin remedio en una crisis medioambiental irreversible. Con un nivel de desempleo tan elevado y precios e impuestos subiendo sin parar, el ciudadano medio tampoco está por la labor de preocuparse por algo más allá de su propio bienestar inmediato. Además, el descenso del consumo conlleva también una disminución del gasto energético, lo cual puede ser utilizado por los políticos para hacernos creer que estamos en la senda adecuada para reducir las emisiones de CO2, cuando dicha reducción es meramente coyuntural, y abandonar las políticas de intervención en apoyo de las fuentes limpias de energía. Se hace necesario un gran esfuerzo educativo para que la sociedad eleve la crisis medioambiental a una categoría superior a la de la crisis económica, a la par que un esfuerzo intelectual, del que en gran parte somos responsables los científicos, para conseguir que la transición hacia un modelo energético sin emisiones de CO2 se pueda hacer de la forma más sostenible posible, minimizando su impacto en el déficit económico de las naciones y apartando del camino a los movimientos especulativos que sólo buscan ganar dinero fácil con su implantación.