La generación de energía eléctrica mediante centrales nucleares ahorra la emisión de 20 millones toneladas anuales de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero. Este hecho, junto con la garantía del suministro, hace que la energía generada en las centrales nucleares se convierta en una fuente estratégica para hacer frente a los compromisos de descarbonización y transición energética.
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