La normalidad marca la relación de vecindad existente entre central nuclear Vandellós II y la franja litoral del mar Mediterráneo con la que convive y gracias a la que se refrigera la planta. La ausencia de indicadores de contaminación, tanto en lo relativo al control de sedimentos y de la columna de agua como a la caracterización de las comunidades naturales, confirma la ausencia de impactos adversos de la central en su entorno inmediato. Así lo afirma el último de los estudios de vigilancia ambiental del litoral que realiza periódicamente la empresa Tecnoambiente para CN Vandellós II, en el marco de la política ambiental de ANAV y su preocupación por la conservación de la biodiversidad del territorio en el que operan sus centrales.
Este último estudio de vigilancia ambiental de las aguas marinas próximas a CN Vandellós II fue realizado mediante campañas de muestreo llevadas a cabo en agosto y noviembre de 2023 con el objetivo de monitorizar los parámetros ambientales más relevantes del entorno y poder así disponer de instrumentos efectivos para la toma de decisiones que puedan tener efectos significativos para el medioambiente. La zona de estudio abarcó una franja litoral de 3 km por 1 km mar adentro y una profundidad máxima de 30 metros. En ella, se caracterizó tanto la biodiversidad existente como el medio físico sobre el que ésta se asienta (columna de agua y sedimentos) usando diferentes metodologías como las tomas de muestras, los contajes in situ, las filmaciones submarinas, las inspecciones puntuales con buzos, las determinaciones taxonómicas en laboratorio, las determinaciones específicas sobre las praderas o la cartografía digital en detalle.
En términos de biodiversidad, la pradera de posidonia oceánica constituye el valor ecológico más relevante de la zona, ya que ocupa más del 35% del área analizada. Estas praderas se consideran un hábitat prioritario en la Directiva 92/43CEE, conocida también como Directiva Hábitat. Respecto a anteriores muestreos, se indica un aumento moderado de la densidad de haces en algunos puntos junto con una disminución moderada de la longitud de las hojas y de la biomasa foliar y no se ha detectado la presencia del alga invasora Caulerpa cylindracea, una especie invasora cada vez más presente en la costa mediterránea que puede afectar de manera severa a las comunidades de plantas nativas.
Las praderas de posidonia oceánica son capaces de capturar cantidades sustanciales de CO2, actuando como sumideros naturales de carbono y, por tanto, contribuyendo con esta capacidad de forma crucial en la lucha contra el cambio climático. También conocidos como los «pulmones del mar», estos herbazales son responsables de la producción de una parte significativa del oxígeno presente en los mares, función especialmente vital para las comunidades marinas. Además de sus capacidades ecológicas, proporcionan un hábitat esencial para diversas especies marinas, ya que ofrece zonas de cría y refugio que son fundamentales para los ciclos de vida de muchos organismos. Otro aspecto relevante de las comunidades es el papel que ofrecen frente a la protección de las costas, ayudando a estabilizar los sedimentos, reduciendo la erosión costera y protegiendo las zonas de playa, así como el hecho de que su presencia puede mitigar el impacto de las olas y tormentas, salvaguardando los ecosistemas dunares y las comunidades costeras. Por último, los herbazales de posidonia contribuyen en la mejora de la calidad del agua, filtrando sedimentos y absorbiendo nutrientes, ayudando así a mantener el equilibrio de los ecosistemas acuáticos y a prevenir la contaminación.
Por su parte, los resultados del análisis cuantitativo de la macrofauna existente en la zona evidencian también la ausencia de especies indicadoras de contaminación y confirman que la actividad de CN Vandellós II no conlleva efectos negativos sobre la salud de la fauna marina que vive en su entorno.
En conjunto, los resultados obtenidos indican el buen estado de conservación de las comunidades naturales. Respecto a estudios anteriores, no han tenido lugar variaciones importantes en los límites de su distribución espacial y los pequeños cambios observados se tienen que enmarcar a una escala regional o, en términos más generales, a una escala mediterránea. La ausencia de impactos adversos de la central, sumado a la exclusión de actividades humanas como la pesca de arrastre, el anclaje de embarcaciones o los deportes y actividades náuticas recreativas permiten que el litoral de la central nuclear Vandellós II presente una de las comunidades naturales más ricas y saludables de toda la costa catalana.